Tenemos una semana de vacaciones. Mamá me lleva a parte:
- Hija mía, tengo que hablar contigo.
Le respondo:
- Mamá, si tienes que contarme algo, ¡adelante! No hay que callarse las cosas...
Pero sus primeras palabras me hunden en la tristeza:
- Me temo que esta será la última vez que vayas al colegio.
La miro con los ojos desorbitados y le pregunto:
- ¿Cómo me puedes decir una cosa así? Hoy en día no se puede vivir sin haber estudiado. Hasta un campesino necesita conocimientos para cultivar su tierra, sino, no cosechará nada.
Mamá insiste:
- Vosotros sois tres en ir a la escuela y sólo trabaja vuestro padre, lejos de nosotros. Con eso no basta.
Le pregunto llena de angustia:
- ¿Significa que tengo que volver a casa?
- Sí, -me responde.
- ¿Y mis dos hermanos?
- Tus dos hermanos podrán seguir estudiando.
Me indigno:
- ¿Por qué los niños pueden estudiar y las niñas no?
Su sonrisa está cansada:
- Cuando seas mayor, lo entenderás,
Este año ya no hay dinero para ir al colegio. Estoy de vuelta en casa y cultivo la tierra para costear los estudios de mis dos hermanos más jóvenes. cuando recuerdo las risas de la escuela, me parece estar todavía allí. ¡Cómo me gustaría estudiar! Pero mi familia no tiene dinero.
- ¡Quiero estudiar, mamá! ¡No quiero volver a casa! ¡Sería fantástico poder quedarse en la escuela para siempre.
Pero sobre todo nos cuenta las enormes dificultades por las que deben pasar sus padres para que sus hermanos y ella puedan estudiar. Campesinos en un apartado lugar de China, los padres de Ma Yan deben trabajar en todo lo que encuentran para poder llevar algo de dinero a casa.
Hasta que, finalmente, la situación es tan insostenible que su madre debe hablarle con claridad y decirle que ella no podrá volver a estudiar.
Gracias a las miles de personas que leyeron este libro y decidieron aportar una pequeña cantidad de dinero, Ma Yan y otras niñas de su pueblo y de su región han podido seguir estudiando.
El autor de El diario de Ma Yan es Pierre Haski y la editorial es Maeva. Sus 199 páginas seguro que te van a gustar y, quién sabe, a lo mejor después decides ayudar a que una niña china pueda seguir estudiando. O, al menos, comprenderás la suerte que tienes tú, porque seguro que tus padres no van a decirte mañana que no puedes seguir estudiando.
Hola soy Clara es que llevo buscando el libro del diario de Ma Yan que si porfavor alguien sabe donde lo venden que lo escriba en un comentario.Gracias.
ResponderEliminar